
Reconócelo: no tienes ni la más remota idea de cómo una amasijo de hierro de cientos de toneladas puede despegar, volar y, lo peor de todo, aterrizar de manera más o menos dócil. Pero tranquilo que nosotros no nos vamos a meter en eso (ya sabes que lo nuestro es el marketing gastronómico).
De lo que si te podemos hablar es de la comida en los aviones. Aparte del tema preferido de muchos monologuistas de medio pelo, es algo de lo que nos encanta hablar a todos. Puede que nos sea la comida más deliciosa del mundo, pero algo tiene que casi siempre nos la comemos con bastante gusto. Aunque sea por aburrimiento.
Uno de los motivos por los que el zumo de tomate tiene ese sabor tan especial dentro de un avión es porque en el aire perdemos ca capacidad de captar los sabores los ácidos, y nos sabe más dulce y más rico.
Y es que los aviones, a no ser que vueles varias veces por semana, son un mundo aparte de este mundo y, sobre todo en los vuelos transoceánicos, es como si el tiempo se parase dentro de ellos. Lo que pasa en un avión, se queda en un avión. Nosotros, no obstante, te vamos a contar 5 cosas de la comida de los aviones que seguramente no sepas y que vas a poder contar a otras personas para hacerte el interesante en pleno vuelo.
No es la comida, eres tú que estás a 10.000 metros.

¿Te sabe todo distinto? Tranquilo, es normal. Hay dos razones principales por las que la comida de los aviones tiene un sabor tan particular. Según una investigación realizada por el Instituto Fraunhofer de Física de la Construcción IBP, “la sal se percibe entre un 20% y un 30% menos intensa y el azúcar entre un 15% y un 20%”.
– La presión afecta a nuestro sentido del gusto a través del olfato. El nivel del oxígeno en la sangre se reduce y esto impide a nuestra querida nariz hacer bien su trabajo.
– El ruido, aunque no te lo creas, también afecta a como nos saben las cosas. Existen investigaciones que han demostrado que no importa el lugar donde se ingiera un plato ya que el sabor se ve afectado por los ruidos que hay de fondo.
Además, debido a la presión, nuestro cuerpo pierde la capacidad de asumir como es debido el sabor ácido de los alimentos. De hecho, uno de los motivos por los que el zumo de tomate tiene ese sabor tan especial dentro de un avión es porque nos sabe más dulce y más rico.
Los pilotos, por seguridad, comen comidas distintas entre ellos
Imagínate que la comida del avión está en mal estado. Es muy raro (hay muchísimos controles) pero si esto ocurriese, sería peligrosísimo que ambos pilotos enfermasen. Por esta razón, se decidió que estos comiesen cada uno un plato distinto.
Algunas cifras estratosféricas
Aunque por seguridad ninguna de las comidas se prepara a bordo, todos los alimentos se elaboran muy cerca: en las cocinas de los aeropuertos, contando con las mismas inspecciones sanitarias que cualquier restaurante.
El más grande proveedor mundial de servicios de catering y aprovisionamiento para aerolíneas, Gate Gourmet, nos da algunos datos bastante alucinantes: sirven unas 25.000 comidas diarias (si es verano, 30.000) y trabajan con Iberia, LAN, TAM, British Airways, Aerolíneas Argentinas, Thai, Singapore Airlines, Etihad o Vueling, entre otras. Si vas a tomar un vuelo mañana, posiblemente haya salido de los fogones de Gate Gourmet.
Otras compañías, como Emirates Airways, cuentan con su propia cocina. Emirates Flight Catering, por ejemplo, prepara 180.000 comidas cada día para más de 400 vuelos diarios a 142 destinos.
El alcohol pega más fuerte allí arriba.
Estamos seguros de que lo has notado; de nuevo volvemos a nuestro nivel de oxígeno en sangre. A 10.000 metros de altura, este se ve considerablemente reducido. Y esto hará que los efectos del alcohol sean todos más extremos. Y cuando decimos todos, nos referimos a mayor sensación de embriaguez, más posibilidad de que nos duela la cabeza o que nos mareemos etc…
Además, tenemos que tener en cuenta que, al presentar los aviones menos del 20 por ciento de humedad, podemos perder hasta dos litros de agua durante un vuelo de 10 horas. ¿Solución? Si nos vamos a pegar una fiesta de altos vuelos, tomemos un vasito de agua entre unidad alcohólica y unidad alcohólica.
En principio, puedes repetir tantas veces como quieras.
Otra cosa es que te apetezca, pero no hay ninguna ley que diga lo contrario. Si la compañía ofrece comida con el precio del billete, puedes beber y comer hasta que las existencias se acaben. Únicamente tendremos que dejar de hacerlo cuando el personal vea que estamos poniendo en peligro la seguridad del vuelo (como podría ocurrir su nos tomamos 12 whiskeys).
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