
En un principio la ciruela de Elvas (Alentejo, Portugal) solo se plantaba en los pequeños huertos de las viviendas. Era conocida por el nombre de «abrunho» o bruño. Pero, a principios del s. XX, y debido a la reputación adquirida, su cultivo se expandió a las plantaciones frutales.
A su vez, las conservas de ciruela en forma de compota, formaban parte secularmente de los postres regionales. En este sentido, la célebre receta del Convento de las Monjas Dominicas se remonta al siglo XVI. Actualmente, este producto cuenta con la garantía de la Denominación de Origen Protegida y se procesa en tres comarcas diferentes: Elvas, Borba y Estremoz (este último de forma menos artesanal).
El momento crucial para que el fruto esté bien cocido sucede en el intermedio entre la recolección y la cocción. Dos tareas que deben procesarse en un solo día, ya que el tiempo de espera por corto que sea, puede terminar por agotar la fruta.
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