
Paradójicamente, Japón, donde comer carne estuvo prohibido durante doce siglos, cuenta con una de las denominaciones de origen más apreciadas del mundo, la de wagyu. Este es el término utilizado para referirse al ganado vacuno oriundo del país.
Pero, en el siglo VII d.C., el panorama era bien distinto. El budismo, valedor de la reencarnación humana en los animales, se había convertido en la religión oficial prohibiendo el consumo de vaca, caballo, perro, mono y gallina.
No fue hasta la llegada de la restauración Meiji (1868-1912), cuyo propósito era traer la modernidad occidental a Japón, cuando se derogó está prohibición. Simbólicamente, el 1 de enero de 1872 Mutsuhito, el emperador Meiji (1852-1912) celebró un banquete comiendo carne de res ante el consiguiente enfado de los monjes budistas.
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